3.3 Medidas a tomar a bordo con mal tiempo Copy
Como hemos visto anteriormente, uno de los mayores peligros en los que se puede ver inmersa una embarcación navegando con mal tiempo es que se produzca una entrada de agua que pueda comprometer la estabilidad y la flotabilidad de esta. Es por ello que debemos de realizar una serie de tareas con el fin de evitarlo y así prepararnos para la tormenta.
- Comprobar las juntas y el cierre estanco adecuado de los portillos, lumbreras y escotillas.
- Se taparán las bocas de los manguerotes para evitar la entrada de agua.
- Revisar los imbornales para que estén libre y pueda evacuar el agua con facilidad de los golpes de mar.
- Estibaremos todo a son de mar.
- Prepararemos comida que sea fácil de comer por si luego las inclemencias de la mar lo impiden.
- Cerraremos los grifos de fondo de los lavabos y retretes.
- Dejaremos la cubierta con la maniobra clara y haremos firmes las anclas, tangones, balsas salvavidas, etc.
- Los tripulantes deberán de vestirse con ropa de abrigo e impermeable, chaleco salvavidas y arnés debidamente ajustado.
- Mantendremos el interior del barco lo más seco posible.
- Nadie deberá de salir del interior del barco sin anclarse previamente a la línea de vida.
- Jamás debemos de perder el gobierno del barco e intentaremos evitar que la ola rompa sobre este.
Una vez realizadas estas tareas procederemos a definir la derrota:
Cuando tengamos elegida la derrota que queremos seguir estableceremos el RV y el RA de cada WP así como demoras de seguridad al paso por faros o puntas fácilmente reconocibles. Tendremos que tener especial cuidado con el calado, para ello mantendremos una profundidad de seguridad de 2 veces el calado de nuestro barco cuando naveguemos con la mar en calma y de 4 a 5 veces el calado cuando naveguemos con mal tiempo, además extremaremos las precauciones evitando zonas de rompiente cuando naveguemos cerca de la costa. Por último, destacaremos en la carta los posibles peligros por los que pueda pasar la derrota.
Al hacernos a la mar con mal tiempo tendremos diferentes opciones de afrontar el temporal, ya sea llevando la mar por la proa/amura (capear el temporal) o por la popa/aleta (correr el temporal). Estas dos maneras dependerán de diferentes factores:
- Capear el temporal: se trata de llevar la mar por la proa o la amura, en un velero esta maniobra se hará ciñiendo. Para navegar capeando se hará a la velocidad mínima de gobierno. Si las circunstancias son muy adversas se puede utilizar el ancla de capa echándola por la proa con el fin de detener lo máximo posible la embarcación y hacer que se mantenga aproada a la mar. El ancla de capa por normal general es un saco de lona con forma troncocónica de medio metro de diámetro y metro y medio de alto con un aro de refuerzo en su base. En caso de no tener un ancla de capa a bordo y navegar en un velero se puede utilizar un foque poniéndole una percha y un ancla pequeña con un cabo, te tal manera que la superficie velica pueda hacer resistencia en el agua.
- Correr el temporal: cuando navegamos corriendo el temporal es cuando nuestro rumbo es tal que dejamos la mar por la popa o aleta. Resulta más cómodo que cuando navegamos con la mar de proa pero existe un gran riesgo de que puedan embarcar fuertes golpes de mar y hacer que la embarcación pierda flotabilidad o que ocasiones fuertes daños a bordo. Es por esto que deberemos de navegar más rápido que las olas para evitar que estas se acompasen y poder gobernar mejor la embarcación. Otro peligro de correr el temporal es que hay que tener mucho cuidado de no se arrastrado por alguna ola y quedar atravesado a la mar, ya que podría haber peligro de volcar, con lo que hay que ser muy habilidoso con el timón. En este caso también tendremos que tener en cuenta de donde sopla el viento ya que si la mar queda en barlovento, es decir, que el viento sopla de la mar hacia la costa, puede causar graves situaciones si la embarcación se ve arrastrada y queda sin gobierno, pues puede llevarnos incluso a varar el barco o llevarlo contra las rocas. Hay que tener en cuenta que si nos quedamos atravesados a la mar habrá que volver con rapidez a un rumbo seguro, o bien proa a la mar o seguir corriendo el temporal pero quedarnos el mínimo tiempo posible atravesados para minimizar el riesgo de volcar.